Las rutas de salida

Puertos, carreteras y aeropuertos

Las especies más amenazadas y más vistosas son las que se envían al extranjero. Asia, Europa y Estados Unidos son los principales destinos. Los puertos fluviales, las carreras e incluso los aeropuertos son zonas de tráfico de animales silvestres.

Los animales vivos que se comercializan como mascotas son transportados en condiciones muy precarias. Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), aves como pericos y loros se trasladan en cajas de madera con entre 50 y 150 ejemplares cada una. Lo mismo sucede con los monos, que son transportados en cajas oscuras con poca ventilación y sin ninguna medida de higiene. 

Durante el trayecto al centro de comercialización, los animales traficados son expuestos a hambre, frío o excesivo calor. Muchos de ellos mueren en el camino.

La fragmentación de hábitats y el tráfico ilegal de especies silvestres están llevando a muchas de ellas a la extinción. Es el caso del mono maquisapa de cola amarilla, una especie extinta en varias zonas de la Amazonía peruana. 

Fuente: Mongabay Latam

El tráfico de animales vivos y sus partes es una problemática invisibilizada por las modalidades de “trasporte y comercialización” (son transportadas en maletas, tubos, cajas, entre otros). Aún falta un sistema de trazabilidad que permita distinguir entre comercialización legal e ilegal.

Se denomina “loreadas” a la captura masiva de pichones. Luego, son trasladados por río hasta los centros urbanos de Iquitos y Pucallpa. 

Fuente: SERFOR, 2017